" EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA" capítulo XII
Hacía muchos años que no entraba en una iglesia, desde que la fe se me fue haciendo cada vez más personal. Dejé de poner mi fe al viento, para guardarla en mi pecho y hacerla más fuerte desde mi interior. Ahora la saco cuando es realmente necesaria, sin exponerla al mejor postor y dejándola para los casos de mayor urgencia. No voy por el mundo demostrando que yo creo mucho más que todos juntos, mi credo lo dejo para el más necesitado, para el que está en el anonimato y más que una limosna, necesita una mano. Nadie me va a convencer de que tengo que creer. Nadie vendrá a reafirmar mis creencias personales. Si en algún momento dejara de creer, todo lo que me había pasado anteriormente no sería más que un espejismo. Tengo fe, pero la llevo conmigo por convicción, no por imposición de continuas charlas dominicales y costumbres arraigadas. Creo que fue lo que vio el cura el domingo desde el estrado. La fe, antes de...