CONFESIONES DESDE EL TÁLAMO
"ROSA Y EL TAXISTA" -- 17 -- De cierta manera comencé una nueva rutina. Dejé el barrio, a mi abuela, a los amigos, y por supuesto cualquier relación con Rosa, y me centré en los estudios que desde hacía algún tiempo los había desterrado a un segundo plano. No deseaba saber nada, absolutamente nada de ella; sí, no podía continuar con esta agonía porque me sentía impotente frente a una situación demasiado enfermiza para mi manera de percibir el amor; es como la tierra que preparas, abonas, siembras, y al final de la temporada no recoges ni un solo fruto porque este suelo, esta tierra, está enferma. Expulsé de mi cabeza imágenes y pensamientos tormentosos para no continuar martirizándome las ideas y el cuerpo con una ilusión, con un imposible. Mi intención era precisamente olvid