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Mostrando entradas de marzo, 2014

¡EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA!

                 CAPÍTULO LXIV.                     ¡Al fin la casa de tía Rosaura! Nunca antes desee con tanta intensidad estar dentro de sus cuatro paredes. No hacía mucho que ella nos había visitado, unos meses antes de comenzar la guerra, pero al ver su figura en la puerta, creí estar en el cielo, junto al arcángel salvador.                  Llegamos destrozadas, sin fuerzas, con el último aliento que permaneció oculto en nuestro interior, pero sobre todo, vivas; lo que más importaba después de la locura por la que habíamos pasado.                  Necesitábamos un baño, comida, y algo parecido a una cama para sentirnos que en un pasado no lejano fuimos personas. Y todo esto nos lo proporcionó tía Rosaura. La pobre mujer nos brindó sin escatimar lo poco y único que poseía. La maldita guerra cuando se instaura dispersa sus tentáculos y lo abarca todo, las ciudades, los caminos, y los campos. Sin decirnos palabras después de tomar un baño y comer lo que pudo inventar l

“ALGUNAS PALABRAS A DESENTENDIDOS AMIGOS”

                                      De vez en cuando algunos pensamientos descarriados me rondan por la cabeza en busca de una firme y sincera contestación, y es entonces cuando observo que la soledad puede llegar a ser peligrosa, naturalmente, dependiendo de cómo se la tome uno, porque puede llegar a ser demasiado fructífera si la comparamos con pensamientos meditados que desde la primera frase se sabe por dónde vienen y hacia dónde van. Y con estas productivas manifestaciones me gustaría reflexionar con plena intimidad de  palabras, sabiendo que vosotros, por más que yo retuerce las ideas, mantendrán en secreto sus opiniones u/o observaciones.                  Deseo referirme directamente a las llamadas redes sociales, las páginas web, y por supuesto los blog. Siento en mi interior una confusión benigna, y no les miento, es una sensación de desasosiego general cuando aprecio los comentarios, las manitas de me gusta , alguna acotación al margen, y fotos, miles de fotos,

Palabras a una esposa desvelada.

                                            Hoy, sábado primero de marzo, a las seis y treinta y cinco minutos de la mañana y en la penumbra de nuestra habitación, mi esposa, de repente y sin preparación previa me lanzó una reflexión. Yo me hallaba en esos instantes en que aún uno no llega a ser persona porque la soñolencia nos invade los sentidos, y la voluntad, al igual que los motivos, debemos encontrarlos entre las caóticas sábanas que a estas altura no tienen principio ni fin; si normalmente me cuesta encontrar el norte , qué puedo esperar en estas intempestivas horas en que mi orientación permanece dormitando. En esta eclosión del amanecer, en este amodorramiento de los músculos, en esta incertidumbre de si me levanto para correr o si directamente me pongo a escribir, o en estos complicados instantes en que mis variadas personalidades luchan en mi interior para ver cuál de ellas rige mis próximas horas, mi amada, mi señora esposa, hace este razonamiento: “¡Imaginas que desp