-- EN LA INTIMIDAD –



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                ¿Nunca han pensado en lo que hace el vecino o la vecina cuando están completamente a solas? ¡Sería un placer inmenso mirar sin ser descubiertos! ¿Saben por qué? ¡Porque conociendo que nosotros en la misma intimidad hacemos cosas inconfesadas, nos produce morbo y curiosidad!
                Si en la vida diaria fuéramos capaces de actuar con la misma seguridad que en la íntima, seguramente nos comeríamos el mundo. Cuando estamos dentro de las cuatro paredes de nuestra habitación, en el cuarto de baño, o simplemente dando un paseo por el campo, experimentamos la seguridad de nuestro mundo. ¡Estamos protegidos del exterior, y nos hace inmunes! Nuestros complejos, inseguridades, dudas, lamentos, desamores, se expanden cuando nos tenemos que relacionar. Entonces hacemos todo lo contrario, intentamos ocultarlos, y es cuando se hace más evidente.
                Dentro de la cabeza llevamos las intimidades, la cabeza hace la función de la habitación o del cuarto de baño. Estos problemas al exponerlos ante nosotros entramos en una contradicción. ¡Debemos reconocer, que algo nos molesta y nos quita el sueño! Un ejemplo. Nos vamos a duchar y al desnudarnos tenemos que contemplar alguna parte de nuestro cuerpo que condenamos, que si pudiéramos, la cambiaríamos en un abrir y cerrar de ojos. ¡Es cuando el problema sale de la cabeza y lo enfrentamos en nuestra intimidad! Hay dos soluciones, continuar lamentándonos la vida entera, o hacer de los lamentos un mecanismo de escape.
                ¡Ojo! En muchas ocasiones lo que llamamos problema es una variación o puntos de vistas enfrentados. ¡La perfección está en el equilibrio de cada uno de los elementos que intervienen! Esto sin nombrar que hay unos parámetros sociales que enmarcan esta cuestión. Se habla de una belleza. ¿En qué radica la belleza? ¡En falsos patrones y en la duda de los inseguros! ¡Es terrible nombrar a la mujer más sexi del mundo! ¡A la más perfecta! No es así, esto no es más que un truco que utilizan los poderes para mantener una confrontación entre bandos. En un bando están los inseguros y defectuosos que añoran ser supuestamente perfectos. ¡Este bando es el más numeroso! Y en el otro bando esta la belleza y la perfección creada bajo estos cánones antes nombrados. Esta belleza tiene una vida limitada, porque muy pronto será desbancada por otra belleza más rentable.
                La solución radica en enfrentar el problema y no negarlo. ¡En hacerlo evidente! Sacar a la luz las dudas y los complejos y mostrarlos a la sociedad, para que vean que el mundo tiene más de dos dimensiones. ¡Es complicado pero les aseguro que da formidables resultados!


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                En el primer capítulo le comentaba sobre la posibilidad de traspasar las paredes y la distancia para contemplar en completo anonimato la intimidad del vecino. ¡Es un hecho que todos deseamos y que en muchas ocasiones forman parte de nuestros sueños eróticos o morbosos! ¡Si, es verdad que me pueden decir que nunca soñaron sobre mirar al cuarto de baño o a la habitación que vemos desde nuestra guarida, está bien; pero sí estoy casi seguro, que lo han pensado en alguna ocasión! ¿No es verdad? ¡No me mientan! No es para nada un pecado. Nuestro cerebro está organizado para captar motivaciones de nuestro entorno. Cada día llegan a él imágenes que se archivan en la memoria para ser utilizadas en la menor oportunidad posible. La complicada maquinaria cerebral recibe impulsos nerviosos en forma de pequeñas descargas eléctricas que lo mantiene en forma. Esta dosis automatizada se complementa de forma conciente. ¡Nuestra labor sería el apoyo sensorial más especializado, por medio del voyeurismo intelectual!
                Este concepto de voyeurismo intelectual no se menciona en alta voz. ¡Al parecer observar por una rendija desde un lejano balcón, o desde una espesura a los cuerpos que se doran sobre la arena de una playa, o por la ventana entornada de un edificio multifamiliar con unos prismáticos, es de personas con sus cabales descontrolados! ¡Lo que pudiera rosar con la inmoralidad, es la intromisión en la intimidad de la persona que se observa, pero nada más! ¡Entonces miremos a las que saben que las estamos mirando! Esta contemplación de un acto privado activa las neuronas del cerebro, y el corazón bombea la sangre a mayor fuerza por todas las venas y arterias de nuestro cuerpo. ¡Es un antídoto contra la arteria esclerosis! ¡Si queremos estar sanos de cuerpo y mente miren simplemente, no importa hacia dónde, miren a gusto con toda la intención del experto buscador de sensaciones ocultas! ¡El mirar produce un placer rejuvenecedor!
                Y el mirar va desde la admiración por la contemplación de los atributos del vecino o la vecina que por descuido dejaron la puerta del balcón abierta o la cortina del cuarto de baño sin cerrar, hasta la discusión acalorado entre un matrimonio que se echan en cara sus infidelidades más bajas. ¡Es contemplar que la intimidad genera acciones disímiles y que la nuestra puede ser muy parecida a la tuya, o a la de todos! ¡Una cosa si es primordial y satisfactoria, el saber que solamente el vecino o la vecina, y nosotros, somos los únicos sabedores del secreto que existe entre el actor y el espectador!

Continuará.............http://lostrucosdelalma.blogspot.com

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