¡EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA!
(CAPÍTULO XLVII)
Hace algunas semanas que no me
comunico con vosotros. ¡Lo siento mucho, de veras! He tenido que ocuparme de mi
futuro. No piensen que porque estoy vieja no tengo futuro. Más que nunca mi
futuro es incierto. Estoy pactando las mejores condiciones para estar lo más
cerca posible de vosotros. ¡Se que de ninguna forma me marcharé por siempre!
¡Tengo mis artimañas! ¡Bueno vayamos a los conejos de España! ¡Esta frase me la
decía mi madre cuando deseaba viajar al pasado! ¡Recuerden que estábamos en el
muelle! Mi madre permanecía en un rincón sola, esperando por mi padre que no acababa
de llegar.
Estuvo veintisiete días
esperando por él. Se alimentó mayormente del aire y la caridad. Su cuerpo
intentó el descanso y no lo logro. Su corazón había enfermado de repente y no
sabía como recuperarse. Todos sus objetivos y planes quedaron en las aguas del
amplio océano. Sus deseos y anhelos se perdieron con mi padre. Ahora el llamado
sentido de la vida no lo encontraba, y por algún motivo decidió abandonarse
completamente a su suerte. ¡Este viaje la marcó muy hondo, y no estaba
dispuesta a continuar con una existencia sin el hombre que en poco tiempo la
hizo vibrar.
Estaba segura que los ojos de
mi padre no mentían, y si le prometió que regresaría, en algún momento su
figura atravesaría el largo y ancho muelle. ¡Ella simplemente debía esperar!
Cada noche soñaba con el teatro. Encima de un escenario. Los aplausos. ¡Bravo,
bravo! El público de pie aclamando por la estrella. Una larga ovación. Más
tarde en el camerino las flores. Los autógrafos. Las ofertas de nuevos
montajes. Las giras. ¡El triunfo y reconocimiento internacional! Más ofertas. Los
clásicos esperan por ella. Trabajo y más trabajo. Su sueño se hace tan profundo
que no sabe cómo despertar.
Al abrir los ojos no reconoce
el lugar. Reposa sobre una amplia cama, y su cuerpo está cubierto con sábanas de
hilo blanco --¿Dónde estoy?—Es la única pregunta que se puede hacer porque nada
recuerda. --¡El muelle! ¡Tengo que estar en el muelle por si llega mi amor!—Intenta
levantarse de la cama pero cae nuevamente sobre ella. Había adelgazado mucho, y
los huesos sobresalían por todo su mal trecho cuerpo.
Mi madre llegó a perder la conciencia
y los sentidos, hasta el punto de perder la vida. En un acto de fe prometió al
cielo, que si mi padre regresaba, olvidaría el mundo del teatro para permanecer
cada espacio de tiempo junto a él. ¡Deseaba formar una familia y morir a su
lado! ¿Me pregunto qué fuerza recóndita penetró durante el viaje en sus
cuerpos?
Continuará.....................
DISEÑO GRÁFICO: MANDY
BLUEE.
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