“ALGUNAS PALABRAS A DESENTENDIDOS AMIGOS”
De vez en cuando algunos pensamientos
descarriados me rondan por la cabeza en busca de una firme y sincera
contestación, y es entonces cuando observo que la soledad puede llegar a ser
peligrosa, naturalmente, dependiendo de cómo se la tome uno, porque puede
llegar a ser demasiado fructífera si la comparamos con pensamientos meditados
que desde la primera frase se sabe por dónde vienen y hacia dónde van. Y con
estas productivas manifestaciones me gustaría reflexionar con plena intimidad
de palabras, sabiendo que vosotros, por
más que yo retuerce las ideas, mantendrán en secreto sus opiniones u/o observaciones.
Deseo referirme directamente a
las llamadas redes sociales, las páginas web, y por supuesto los blog. Siento
en mi interior una confusión benigna, y no les miento, es una sensación de
desasosiego general cuando aprecio los comentarios, las manitas de me gusta,
alguna acotación al margen, y fotos, miles de fotos, montones de fotos colgadas
en la red para ser admiradas por amigos, no tan amigos, y desconocidos en
general que están dispuestos a entrar en nuestras intimidades y contar las
nuevas arrugas que con el paso del tiempo nos van apareciendo en el rostro o en
cualquier otra parte de nuestro dispuesto o disipado cuerpo. Para nada es una
crítica a la fabulosa tela de araña, ¡no!, porque yo soy el primero en
utilizarla, más bien, como dije con anterioridad, es una reflexión en alta voz
para llegar a desentrañar el enigma que oculta colgar un texto, comentario, o
foto en la red, y que los demás opinen de los mismos con toda libertad. Quiero
decir, el espontáneo hechizo que produce en la mayoría de las personas estas
publicaciones personales. Sin darme cuenta, e involuntariamente, me he
convertido en un estudioso de estas manifestaciones.
El primer lugar de mi
observación lo ocupa las felicitaciones de cumpleaños, que de por sí, con una
semana de antelación te avisan de las mismas para que busques “originales”
textos, audios, y fotitos de tartas o su homólogo para felicitar a ese amigo,
amiga, o grupo de desconocidos que muy bien no se sabe de dónde han salido pero
que tienes que felicitar porque si no perdería sentido el tener tantos amigos en la red. Esto en caso de los
desconocidos, porque si son amigos, verdaderos amigos, la fórmula es alagar al
homenajeado hasta la babosidad, hasta alcanzar la máxima expresión habida y por
haber: ¡Estás cada día más joven! ¡Los años no pasan por ti! ¡Pareces tener
menos edad que tu…., que tu…., que tu perro! Esto en lo concerniente a lo
externo, porque si el alago se inclina a los valores intrínsecamente no
visibles, puede llegar a ser extraordinariamente quimérico el comentario: ¡Eres
la mejor persona de este mundo y del resto de las galaxias! (con la guerra incluida
y todo) ¡Como tú no hay dos! ¡Eres tan perfecto (o perfecta) que eres tú mismo!
(o misma) ¡Dios, eres el mejor(o la mejor) entre todos los mejores(o las
mejores) del universo mundial! Y más, y más, y muchas más alabanzas para
continuar en el selecto y virtual espacio que tanto necesitamos para quizás sentirnos
que no estamos solos y que somos algo más que un ser que habita en la oscuridad.
Pasada la conmemoración llega lo bueno. El homenajeado cuelga en la red
cada una de las instantáneas del glorioso encuentro, para que los amigos no se
pierdan el más mínimo detalle de lo sucedido. Podremos entrar en la vivienda de
esta persona y apreciar la opulencia en todo su esplendor o las miserias
maquilladas con globos y abalorios comprados en el más barato de los basares.
Veremos dormitorios con sábanas indispuestas por la interminable velada, baños
con restos de un pasado que no volverá, o una cocina; la entrañable cocina en
la que se ha cocinado demás para que salga en la foto que se publicará al expectante
universo. Pero siempre, en dicha cocina aparecerán los primeros instantes en
que los disimiles platos rebosan todo su esplendor, para que los “otros”, los
que están en la pantalla del ordenador o computadora, sean consciente de lo
abundantemente que nos alimentaremos y lo bien y mucho que llegaremos a beber.
Pero una escena tan bien montada necesita de buenos, abundantes, y prolíferos
comentarios para no quedarse en el olvido: ¡Pancho como siempre, menuda
borrachera cogió! ¡Qué casa tan bella mi amiga, es única! ¿Qué es lo que está
sobre el armario, al fondo entre el jarrón de porcelana amarillo y la caja de
zapatos de Manolo Blahnik, dios mío, es lo que estoy imaginándome? ¡Mira, como
canta tu hija, y que bien lo hace, con sólo mirar la foto me he dado cuenta!
¡Una noche única! ¡Claro mi amigo(o amiga) somos los mejores, es la raza!
En la siguiente posición se encuentran
las soberbias imágenes no personales. Estrafalarios objetos, paradisíacos e
inexistentes espacios, y arte, arte abstracto, tan abstracto que ni Miró sería
capaz de encontrarle un posible sentido a la composición. A lo que voy, las
imágenes no son el problema, porque en resumidas cuenta lo visual, siempre
encierra belleza, son las acotaciones, las poderosas palabras que dejan a pie
de foto dichos amigos (o conocidos). Estas inocentes letras son un caudal de
imaginería dispuestas a dejar a la posteridad un valioso testimonio de
alabanzas y de poesía dadaísta. En una de estas imágenes conté 10457 ”me gusta”, el dedito pulgar hacia arriba,
y estoy seguro que más de la mitad de los que pincharon “me gusta”, no tienen ni
pajolera idea de lo que han hecho; se dejaron llevar por su “sexto sentido”, el sentido de la colectividad, que arrasa
con todo lo que encuentra en el camino si no está fuertemente atado: ¡Allá
donde más visitas tenga, y allí, donde más pulgares hacia arriba existan,
estaré yo para dejar constancia que soy como los demás, que formo parte del
selecto y terrícola colectivo de los que opinan por opinar!
En una de las primeras posiciones
podemos hallar los textos escritos por manos anónimas pero que son utilizados
hasta el agotamiento, porque pensar cuesta, y es mejor copiar y pegar en el
muro para que todos admiren lo original que podemos llegar a ser en momentos de
felicitaciones, de condolencia, o de apoyo a cualquier causa benéfica o
malhechora. En fin, amigos, vecinos, y contrarios, los apoyos cibernéticos
están a la orden del día, solamente debemos ser consecuente con los mismos y
expresarnos en el basto lenguaje agrupado que persigue la mayoría para ser exclusivamente
uno más.
En contraposición a esto me he
encontrado con formidables, espléndidos, y exuberantes textos que me han dejado
literalmente con la boca abierta, y no ha pasado nada con los mismos, caen en
el olvido; con más penas que gloria. Ni siquiera una caritativa “manita con el
pulgar hacia arriba” para apoyar el trabajo o comentario de los tantos amigos
blogueros dispersos por el espacio. He visitado innumerables blogs, muchos, y
los sensatos, los sólidos, los saturados de valores literarios, musicales, históricos,
etcétera, etcétera, son visitados escuetamente. Estos blog no interesan. Y
entonces es cuando la razón se me disloca, se me nublan las manos, y percibo el
tiempo con presteza sobre mis hombros, apremiándome porque cada segundo que
pasa la historia puede ser contada con amargos matices. Pienso que algo hay que
hacer, y mía también es la culpa.
Los motivos que determinan
este contradictorio silencio vuestro ante un texto (corto o extenso) me obnubila
los bellos de mi cuerpo, y eso que no poseo muchos, pero no termino de comprender
el continuado mutismo ante estas publicaciones. ¿Por qué no se manifiestan? ¿Necesitan
un vaso de agua sobre una mesa para que el espíritu baje de una vez y por todas
y salgan de la sombra como lectores? ¡Sí, de la sombra! Pondré un ejemplo
directo, o lo que es mejor, un personal ejemplo para no caer en segundas y
terceras referencias que no puedo describir en su totalidad. Escribo en mis
blogs, o en las redes sociales, es igual, y soy leído, no apoteósicamente pero
tengo lectores fieles, que esperan cada publicación mía para devorarlas, en
cambio no recibo comentario alguno, ni para bien, ni para mal, cero. Una buena
parte de mis lectores son de Estados Unidos de América, España, Alemania, Europa,
o Latinoamérica en general. Contradictoriamente la mayor parte de mis amigos y
amigas, amigos y amigas de redes sociales pero también de “carne y hueso” como
digo yo porque alguna vez nos hemos palpados mutuamente, viven en E.E.U.U; pues
bien, no lo puedo afirmar, pero es una casualidad que la mayor cantidad de
lectores provengan de este país donde tantos amigos, amigas, y parentela poseo.
No es al menos curioso que ni uno solo se halla dirigido a mí para decirme por
los menos que es un real y agobiante excremento lo que he escrito en los blogs.
¡No, no lo han hecho, y no encuentro la razón! Pero no, miento, uno de estos
amigos, un amigo de muchos años, me hizo saber en un comentario, que tuviese
cuidado porque estaban colgando pornografía en el Facebook con enlaces a otras
páginas como si fuera de uno. Yo le contesté que no me habían pirateado la
página, que lo que él llamaba “pornografía”, no era más que un texto mío con lenguaje
explícito y sin pelos en la lengua, porque pelos, lo que se denomina biológicamente
pelo como ya saben, me quedan pocos. No obtuve respuesta, y hasta este momento
no he vuelto a saber de esta amigo.
¿No será que la aglomeración
de palabras en estos tiempos se halla en desuso y leer historias es menos
provechoso porque ya todo está dicho? ¿No será que una imagen es suficiente para
colmar el alma de belleza? ¿No será que repetir las misma “letra” (aaaa, oooo,
uuuuu….) en un mensaje nos produce un orgasmo que estamos dispuestos a mantener
reiterativamente cada vez que mandamos uno? ¿No será que como dice la canción, “nadie quiere a nadie, se acabó el querer”? ¿No será que el enfrentarnos
al poder de las palabras nos puede llegar a comprometer? No lo sé, pero creo
que no llega a ser normal estos comportamientos. Y como yo, no me denomino un
ser normal, he pensado que escribiendo estas palabras me odiaran un poco más,
aunque lo dudo, porque debido a la extensión de estas cuartillas no creo que
lleguen a leerlas hasta el final. Aun así espero que me pongan una “manita con
el dedo corazón” en uno de mis escritos. Gracias por la no atención prestada, y
espero que la próxima vez nos veamos frente a frente. Su eterno amigo (o amiga)
AbuelaNena.
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