"" EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA "" capítulo XXVII

       "¡Ahora estoy aquí, simplemente esperando! ¿Qué más puedo hacer que no sea esperar, esperar y nada más? ¡Creo que falta poco para verlo nuevamente! ¡Estoy sumamente nerviosa! ¡Muy pronto lo veré, asomando su sombrero de Panamá blanco, y sus zapatos de dos tonos completamente impecables! ¡Ahora lo que quisiera, es estar junto a él, sobre la hierba fresca de la mañana, con los ojos perdidos en la distancia! ¡No se por qué, pero me viene a la mente, la primera vez que nos vimos a solas en el tranvía! ¡Fue mi primer día de clase, y comenzaba el curso de ingles!"
       Recuerdo, que desde la misa del domingo pasado no sabía nada de él, y esto representaba demasiado para los dos. La semana anterior, viajó fuera de la ciudad por motivo de trabajo, y cada día se amontonó en mi pecho sin intención de marcharse, y lo que es peor, sin dejar que los demás continuaran con la lógica de la semana. Las horas golpeaban sin sentido cada momento de soledad, y yo no podía con la aplastante quietud que irrumpía en mi mundo. ¡No! ¡Lo amo con todas las fuerzas que no dispongo, y con todos mis años al mismo tiempo!

       ................¡Sí! Se detuvo en el paseo de la calle San Lázaro, y desde mi posición final en el tranvía, lo vi haciendo su entrada por el comienzo del coche. Llegó con su figura elevada y segura, marcando los pasos lentamente pero firme. Trajo consigo la mirada, siempre al frente, pero abarcando todas las posibilidades de sus amplias órbitas. Se quitó el sombrero ante las damas, y con una reverencia, tomó asiento frente al mio. Por un momento pensé, que buscaría acomodo junto a mí, pero su caballerosidad, y las palabras de mi padre, lo mantuvieron distante. El viaje comenzó a partir de este momento, antes, solamente seguimos la rotación sensata de la tierra.......... Entré en sus ojos, y me dejé llevar por la profundidad de su luz. Mi caballero, no esperó una respuesta, y el negro de sus pupilas se cruzó en mi boca y me sedujo en la distancia. Sin que se diera cuenta, fui recorriendo su pelo, desde el nacimiento de las patillas, hasta llegar a la vigorosa nuca que se presentaba desafiante............. Uno de sus ojos se quedó en mi boca, y el otro recorrió mi cuello, y lo sentí entrando por mi escote, hasta llegar al borde del corpiño que sentía que me estrangulaba las ansias. Lo miré con todas las fuerzas perdidas, y dejé que penetrara su pupila en mi escote. Llegó suavemente, por el lunar que tengo entre los pechos, y después de una pequeña pausa, bordeó la piel tensa y sonrojada de mis pezones, y descansó en su borde sin prisa................El tranvía frenó de golpe, y mis ojos perdieron el equilibrio y fueron a parar a las piernas de mi caballero. No se cómo la mirada tuvo tal recorrido. Levante la vista, en busca de sus ojos y me dijeron que estaban muy a gusto por esos parajes, y pensé que lo mejor sería no contrariarlos. Vi más allá de la mirada, mucho más de lo imposible. Destruí obstáculos, y me quedé en lo más íntimo de su ser, me perdí en su regazo...................
       

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