" EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA " (Capítulo XXVIII)
“¡Estoy un poco perdida desde que me sentí algo débil hace algunos días, o algunas semanas, no estoy muy segura últimamente del tiempo que va pasando, o que ha dejado de pasar! ¡Pero bueno............, tengo que hablar, mi esencia estaría perdida si no suelto las palabras para que jueguen entre ellas! ¡Muchas veces pienso que estoy hablando sola! ¡Qué nadie me escucha! ¡En algún momento he tenido mis dudas........, pero al menos se que desde mi interior escucho la voz.............! Es muy difícil comprender a una vieja algo......... distraída que no deja de hablar, y que posiblemente este en el punto del largo viaje hacia..............”
“Con los años, llegan los momentos, los
primeros momentos que antes no recordábamos o que pensábamos que no habían
existido. Algunos de los episodios de mis primeros años han regresado ahora por
primera vez. Son diminutos chispazos que vienen al presente como los sueños que
llegan sin avisar. Con los años se van borrando las cosas del diario. Tengo la
impresión que estoy comenzando una nueva vida, que antes fue mía, y que por algún
motivo escapó, y hoy me viene a visitar. Soy como una niña que estrena un
nuevo vestido.”
“En aquellos tiempos, el mundo me parecía
demasiado grande para mis ojos. Recuerdo que todo lo que me rodeaba tenía una
tonalidad entre el blanco y el gris, con matices más intensos y degradados que
dejaron en mí, un mundo idealista. El color no estaba presente en los paisajes
que me rodeaba, pero mi impresión era de una completa hermosura al seguir con
la mirada los acontecimientos que llegaban sin ningún motivo y sin avisar. En
cada una de las imágenes respiraba vida, lástima que con el tiempo, la realidad
fue más fuerte y se fue llevando la plasticidad de mis primeros años. Todos
estos momentos llegaron un día sin más, pero uno a uno, y muy lentamente,
dejando para siempre los recuerdos más disímiles y variados.”
“Desconocía de la existencia del color,
pero no lo necesitaba. La melancolía y el regocijo estaban en lo que el mundo
me ofrecía, y no, en su apariencia. El color llegó después para ponerle fuerza
a todo, y lo que comencé a ver, fue la realidad. Estos primeros recuerdos son
en blanco y negro, los recuerdos de unos brazos cálidos acunándome por todo el
espacio y de una voz que llegaba a mis oídos y relajaba mis párpados. Estos son algunos de los recuerdos que estarán conmigo por siempre. Más tarde llegaron los
otros, los recuerdos de la guerra. Estos recuerdos se revelaron de una forma
muy distinta, eran recuerdos a color, pero esta historia de profundas
tonalidades en algún momento se las contaré.
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