------- LOCOS-------
--V --
Todos estos extendidos años, estuve alimentándome y escuchando historias sacadas de la nada,
imaginadas, inventadas posiblemente en el momento por el embustero del Chícharo.
¡Fue un engaño, un completo fraude para mis pocos años de vida! Posiblemente
está sea una de las razones por la que todos le llaman “el loco”, porque va con
un libro de medicina bajo el brazo, y lo que cuenta su boca nada tiene que ver con las páginas de su libro. Pensaba que había sido timado.
Pasaron las semanas, los meses, no recuerdo
muy bien, pero dejé de ir al parque para no encontrarme con el Chícharo. De
alguna manera me sentí vulnerable. Yo era su más fiel e incondicional
espectador. Le seguía cada sábado y domingo sin importarme el frío, la lluvia,
o el calor. Siempre estuve detrás de los arbustos de la isla escuchando
atentamente cada una de las historias fantásticas y hermosas que narraba de su
voluminoso libro.
Estaba realmente enfadado.
¡Mucho más que enfadado! Pensaba que mi amigo, porque sin hablar una sola palabra con
él, así lo consideraba, un entrañable y cercano amigo, que me había traicionado.
¡No sabía qué pensar! Posiblemente sería una broma a largo plazo dirigida a un chaval
ingenuo y con pocas luces, o simplemente se reía en mi cara. ¿Puede ser que estuviera
loco? ¡No lo sé!
Pero no fue así, el tiempo es
sabio y cada cosa regresa por su peso a su espacio vital. Mis pocos años me llevaron a una apreciación
injusta. El Chícharo a su manera, no era más que un manantial de imaginación y sabiduría. Esto lo supe muy tarde, porque entre mi orgullo y mi inmadurez, pasaron
muchos fines de semanas sin las historias apasionadas de mi amigo el Chícharo. Una parte de mi vida quedó en espera, y los sábados y domingos se perdieron del
calendario, fueron borrados de un golpe por mí. Hasta que llegó el día que por
un encargo de mi padre, cruce el parque.
A última hora de la tarde,
cuando la luna por sorpresa ya se dejaba ver, llegué al parque. ¡Fue un golpe
de estupor en la cara! Cada espacio del mismo se había quedado pequeño por la
cantidad de visitantes que disfrutaban del mismo. Algo permanecía flotando entre
las nubes, pero al parecer estaba bien oculto porque no se dejaba ver. Me
acerqué en busca de una respuesta, y en el centro vi al Chícharo dominando el
espacio con su magnetismo de siempre. Lo que vi y escuché más tarde, cambió mi forma de pensar respecto a mi amigo.
Continuará…………………………
DISEÑO
GRÁFICO: MANDY BLUE.
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