---- UNA SIMPLE HEBRA --
¿Saben lo que es una
hebra? ¡Un tejido, que la mayoría de las veces soporta sin saberlo un peso
demasiado grande a lo largo de incontables años! La frase, “mi vida depende de
un hilo” es un portento de sabiduría. La vida se nos muestra como un abanico de
posibilidades, es sólida como la caoba y a la vez tan frágil como la sutil
hebra de algodón. Mi vida, la tuya, y la de todos, dependen de un delgado hilo
que se balancea constantemente, esperando que el elefante de la vieja melodía
no decida colgarse. Un solo chasquido de los dedos, es el tiempo suficiente
para que una vida se corte, y también para que otra nueva germine.
Pensaran qué tiene que ver
toda esta incauta reflexión fuera de lugar, pues creo que mucho, porque la
mayor parte del tiempo no somos conscientes de lo efímero que somos. Y cuando
digo vida, hablo con todas las consecuencias posibles. La vida no solamente se
interrumpe con la visita de la vieja dama de negro que nos propone acompañarla
a un viaje sin retorno. La vida para muchos pierde su capacidad cuando el
cuerpo por disímiles motivos deja de ser el de antes, y nos condiciona a una
existencia que no estaba en nuestros planes. Dejar de funcionar como siempre lo
hacíamos, es un dolor igual o mayor para nosotros, y para los que están a
nuestro lado. ¡No es el final, claro que no, pero hay que fortalecer el
espíritu y los sentimientos!
Entonces podemos decir, que
por encima de las crisis, de la pobreza, y el desamor, está la salud del cuerpo
y la mente. Los tiempos pueden ser muy complicados, y sentir que hemos perdido
parte o todo lo que teníamos antes de este desconcierto económico que nos llegó
sin avisar y pretende estrangularnos; pero estamos aquí para contarlo, y para
esperar o cambiar los próximos años que llegaran sin ninguna piedad. Los que se
han marchado poco pueden hacer en esta lucha desigual, simplemente no están a
nuestro lado.
Si tuvieran la opción de poder
escoger entre la “crisis o la vida,” seguramente se decantarían por la segunda,
porque la primera es un trance que en algún momento finalizará. La pérdida de
la segunda, nos lleva por un camino sin retorno, sin vuelta atrás. Estas
palabras no están dirigidas con el ánimo de que sean pasivos y se mantengan al
margen ante la situación nacional o internacional respecto a la economía, no,
es una simple reflexión para los que se lamentan continuamente por las pérdidas
materiales y de estatus social; y para los que el “mundo” se les viene encima
por el montón de facturas por pagar. Hay que recordar, que por muy delicada que
sea nuestra situación económica, siempre habrá otros, muchos millones más, que
no tienen ni agua para llevarse a la boca. ¡Es duro no poder enfrentar la
economía familiar! ¡Es muy duro, extremadamente desesperante; pero más injusto
es perder a la persona que amamos, o verla como se va marchitando lentamente!
¡Esto lo digo con la experiencia de ambas vivencias!
Seguramente tienen razón al
pensar que no debo opinar en estos temas tan actuales y delicados; pero con
toda sinceridad, les pido que mediten un poco, y actúen a partir de ahora con sensatez
y acumulando las energías positivas para seguir con el día a día. ¡Después de
la tormenta llega la calma, no lo olviden! En la historia de la humanidad las
crisis vienen y van, y el mundo continúa girando sin detenerse. ¡Yo también soy
uno de vosotros, vivo en mi piel esta crisis pegajosa que pretende instaurarse
por largo tiempo en cada uno de nosotros; pero voy aguantar hasta vencerla, no sé
cómo, pero mi empeño no se detendrá! ¡Como
dice un amigo muy cercano, todo tiene solución, menos la muerte!
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