----LOCOS----
Capítulo VI (final)
Esta vez
el parque se quedó pequeño. En el centro seguían amontonándose los curiosos que
no dejaban de reír y de comentar lo que estaba sucediendo. Al parecer la
mayoría de los presentes no sabían de la existencia del Chícharo y contemplaban
la escena con incredulidad. ¡Todo esto no es más que una comedia para pasar un
buen rato! Era lo que pensaba la mayoría de los presentes.
Desde donde me encontraba no
podía ver muy bien lo que sucedía en el
centro. Tenía ante mí muchas espaldas amontonadas entre sí. Los curiosos no
dejaban un espacio libre para poder deslizarme y saber en realidad lo que ocurría.
En esta ocasión, la ventaja de ser pequeño me vino como anillo al dedo, y si no
podía llegar con los pies, arrastrándome llegaría. Fui poco a poco, esquivando
obstáculos hasta ponerme en primera línea.
En el mismo centro se había formado un
círculo de personas que observaban con
detenimiento cada uno de los movimientos que realizaba el loco del Chícharo. ¡Ahora
sí podía ver al Chícharo que no dejaba de moverse de un lado a otro y en diferentes
posiciones! ¡Dominaba el espacio con la maestría de siempre!
En el otro extremo un niño le preguntó
a su padre qué hacía ese hombre moviéndose de un lado a otro. El padre no tuvo
que pensárselo mucho para darle una respuesta a su hijo. Lo tomó por los
hombros, y con una sonrisa burlona le dijo.
__ ¡Mi
hijo, es un loco que se cree que está elevando un cometa! ¡Sí, hay un cometa
pero en su imaginación!
Para decir verdad yo no veía
el cometa, pero las acciones del Chícharo me decían todo lo contrario. ¡No lo
veía, pero en cada movimiento del Chícharo el cometa se elevaba gradualmente, y
cada vez más! Estaba convencido que en su mano llevaba una larga y fina cuerda,
pero mis ojos no lo podían afirmar.
La respuesta que el padre le dio al niño
encendió la mecha. Fue entonces cuando los opinadores hicieron su entrada. Se
fueron sumando más y más por todo el círculo y daban su parecer de forma
contundente. De pronto una voz tomó la iniciativa.
__ ¡Es
un pobre loco que en la cabeza se le ha quedó la idea del cometa! ¡No ven que
en la mano no lleva nada! ---afirmó el más decidido.
__ ¡Lo
mejor es pasar un buen rato y reírse de este pobre infeliz que no está bien de
la azotea! ---dijo otro.
__ ¡Es
un loco, pero muy loco! ¡Alguna vez lo vi en el parque hablando solo y me dije,
mira ese loco que está allí, pero creo que ahora hay que tener algo de cuidado,
puede ser muy peligroso! ---contestó otro.
__
¡Tiene razón, la locura comienza por un olvido, por hablar solo, no sé, por
reírse, como loco, y mira en lo que puede terminar el pobre hombre! –un cuarto opinó.
__ ¡Todo
está bien mientras no sea agresivo! ¡Este es el parque de todos, donde nuestros
hijos vienen a jugar, y no está bien que un………hombrecillo como este venga ahora
para hacerse dueño y señor de nuestro parque! ¡Además, está loco! ---sentenció
el último de la fila.
__ ¡Es
verdad! ¡Este señor tiene razón! ¡No es posible que un loco ande suelto por las
calles! ¡Verán que en un momento se vuelve agresivo! ---vociferaron todos.
La agitación fue en aumento, los demás padres se fueron sumando a los primeros
que comenzaron con las dudas y las interrogantes, y formaron un grupo sólido. En
un espacio de tiempo muy reducido, el caos se desató. ¡El centro del parque era
una locura!
El Chícharo no dijo nada, con
su mano derecha mantuvo la cuerda con firmeza, la cuerda que sostenía el
cometa. Y con la ayuda de la izquierda
se la lió alrededor de la mano. Uno a uno los fue examinando a todos, sin
ninguna prisa. Recorrió el círculo lentamente con la mirada. Simplemente observó.
No sé qué sucedió, pero todos callaron, las voces alteradas y disonantes
dejaron de emitir. ¡Se hizo el silencio!
Con su cometa en la mano caminó en línea
recta. Los pasos suficientes para detenerse frente a mí. El Chícharo llegó
donde yo estaba, y sin decir nada extendió su mano con la cuerda y se la
ofreció a la niña que estaba justo a mi izquierda. Todos permanecieron en
alerta, pero impasibles. La niña le sonrió y seguidamente tomó la cuerda con su
diminuta manita.
__¡¡
Papi, mami………..vuela, vuela, este cometa vuela!! ¡¡Qué lindo es el cometa
mami!! ¡Papi no hace falta que me hagas el cometa que te pedí, este vuela muy
alto!!
La cuerda que sujetaba la
pequeña, fue pasando de mano en mano, hasta el último niño del parque. Todos
querían tener en sus manos el cometa del desatino, que sin tomar en cuenta, se elevaba
al cielo cada vez más. Los pequeños saltaban de alegría y entre ellos se disputaban la
solicitada cuerda que sostenía el cometa.
Mis ojos se encontraban perdidos en esta
alucinante locura. ¡No sabía en realidad qué pensar! Las madres y los padres
quedaron en silencio, sin saber muy bien lo que estaba sucediendo. No pronunciaron
una palabra de más. Pero lo más curioso de todo estaba por llegar. ¡Al pasar
algunos minutos, cada uno de los niños sostenía firmemente con sus manitas su
propia cuerda! ¡En los extremos de las mismas, muchos y hermosos cometas
hondeaban en el aire!
El Chícharo llegó hasta mí,
era la primera vez que lo tenía tan cerca. Se inclinó y me dijo.
__ ¡Eres
el único que no lleva una cuerda con su cometa! ¿Quieres una?
__ ¡No,
no!—le contesté sin pensarlo.
__ ¡Como
quieras! ¡De todas formas te dejo una atada a ese árbol, por si alguna vez la
necesitas! ¡Me marcho, es muy tarde! ¡Creo que es suficiente!
Me dio la
espalda y comenzó a caminar con una cadencia que solamente él puede llevar. A
los pocos pasos se detuvo, giró sobre sí mismo, y me dijo.
__ ¡Mira
a todos, los conoces! ¿Quiénes son los locos?
Saludó con una reverencia y se
marchó. Hasta el día de hoy, no lo he vuelto a ver, y creo que han pasado muchos
años desde entonces para tener noticias suyas. Esta es la historia de mi querido
y añorado Chícharo, que con el tiempo pasado, no lo he olvidado.
¡Se me olvidaba, la cuerda que
me dejó atada al árbol, aún no he tenido el valor de desatar! ¡Algún día lo
haré!
DISEÑO GRÁFICO: MANDY BLUE.
DISEÑO GRÁFICO: MANDY BLUE.
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