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Mostrando entradas de octubre, 2012

¡EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA!

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(CAPÍTULO LII)                  El 17 de julio fue el comienzo y principio de todo. Después de esta fecha el país quedó dividido literal y absurdamente en dos. Los que “sí” y los que “no”. El concepto no era abstracto, simplemente se debía tomar partido en uno ú en otro bando. El que intentaba quedar al margen de cualquier decisión, automáticamente era arrastrado sin miramientos a uno de los grupos declarados oficialmente el legítimo. Por esta razón se estaba o no a favor de la nación. ¡La nación! ¡Mis queridos nietos que palabra tan esquematizada para muchos, y tan patriótica para otros tantos!                  Tenía justamente si mal no recuerdo dos o tres semanas para bordar un pañuelo y dejar sobre él las iniciales con mi nombre y el de mi amor. Cuando Agustín Ramírez me dijo que se marchaba a la guerra, supe que l...

" ¡EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA! "

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(CAPÍTULO LI)                  En menos de dos meses la guerra estalló. El país se vio envuelto en una guerra injusta y cruel. De la noche a la mañana todo cambió. El territorio nacional se dividió literalmente en dos. Los que pertenecían a un bando y los que conformaban el otro. Los vecinos rompieron cualquier relación entre ellos y se convirtieron en enemigo públicamente declarados. Las familias se fraccionaron. Los hermanos se enfrentaron. Los padres es desplegaron en contra de sus hijos. ¡Se instauró la desconfianza y el rencor! ¿Por qué un país íntegro se alistó a una locura tan desproporcionada? ¡Lo que habíamos ganado en años empezaba a rodar por los suelos! Fue el instante en que comprendí que nos encaminábamos a la perdición sin posibilidad de otra opción. ¡En esta turbulencia de ideas y reproches nuestra relación se resintió!           ...

¡EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA!

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                                                    (CAPÍTULO L)                   Lo único que deseábamos por aquel entonces era vivir juntos. ¡Nada más nos importaba! Con el tiempo tanto mi caballero como yo nos dimos cuenta que nuestra actitud de alguna manera rosaba el egoísmo. Por aquella época la calle estaba caldeada, una simple brizna podía ser capaz de comenzar una guerra y no terminar hasta tropezar con las cenizas. Mi caballero lo sabía, pero también sabía que en una situación de este tipo, los jóvenes son los primeros en reclutar. Esta fue la verdadera razón que me ocultó para no casarnos.                  Yo era muy joven por aquellos años. Mis padres estaban de ac...