Algunas razones expuestas



                
                 Puse mis pies sobre la cálida arena y mis tormentos se embriagaron del silencio. Llegué por simple curiosidad a las márgenes de mi pequeña isla y mis sentidos dejaron de complacerme para continuar voluntariamente a su antojo. Alcancé la tierra firme y desde entonces no he dejado de sentir, de entregarme sin medida a la luz, a la nada, a la misma nada que me llama por el nombre y me espera velada detrás de mi sombra.

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