PENÚLTIMO CAPÍTULO
Mis queridos nietecitos y
nietecitas, hace varios meses que no estamos en contacto, pero la realidad de
alguna manera me lo ha impedido. Ya no soy la de antes. Una semana más, un día
más, o, una hora más, ¿cómo lo puedo definir…? significa para esta anciana una
cuesta demasiado inclinada y complicada de escalar. Por dichos motivos expresados
se comprenderá que soy más vieja, y por ende, me agoto con mayor facilidad.
Y con todos estos achaques a
cuesta, yo diría que demasiados, no soy capaz de llevar ni mi propia cabeza
sobre los hombros. La historia de mi vida se me ha hecho grande, tan grande
como para hacer de ella un libro como dice mi nieto, y en eso estoy, intentando
hilvanar las escenas que hasta el momento no tienen un orden ni un sentido
aparente, porque si pierdo un solo minuto el pasado amenaza con extinguirse de
los recuerdo y bien poco podré hacer.
No quiero decir con ello que
no continúe escribiendo en el blog, ¡no, para nada!, lo seguiré haciendo pero
sin capitular mi vida o cualquiera de las narración que publique a partir de
ahora.
Intentaré continuar garabateando
el papel sin dejar para mañana lo que pueda hacer hoy, algo así como lo que
hacen los diarios o la prensa, salvando las distancias, que la noticia
siguiente no concatene con la anterior.
Mi tiempo se agota y dejar las
ideas a medias no está bien mis queridos nietecitos y nietecitas, demasiadas de
ellas están sin terminar; aunque he de decir que cada capítulo en sí, porque me
lo he propuesto de esa manera, incluye una segunda lectura y se encierra en su
propia historia, lo que indica que se pudiese leer por separado y sin orden
establecido, ¡y está bueno ya de tanta perorata!, lo dicho, continuaré
escribiendo desaforadamente, pero lo que mis maneras me permitan y en
dependencia del estado en que se levanten mis huesos.
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