"Historias Espirituales" --/--NACIMIENTO--/--
Desde el vientre de su madre creyó escuchar los sonidos que llegaban del exterior, y todo le pareció extraño. Fue la primera vez que sintió que la vibración del líquido materno lo alimentaba a plenitud y en abundancia. En el pequeño espacio escuchó la vida y pensó que valía la pena seguir por tiempo indefinido en esa situación. Sentía que lo poseía todo, o al menos, lo que necesitaba, para no desear nada más. En realidad no podía describir el estado en que se encontraba, pero si tuviera conocimiento de una palabra que agrupara este concepto, diría, que estaba pletórico, y completamente feliz; aunque el significado de esta entonación se perdía en su cabeza sin encontrarle sentido. Estaba muy a gusto con todo lo que le rodeaba y no quería perderse en conjeturas, que por el estrecho espacio que ocupaba, no lo conduciría a ninguna parte.
Después de un espacio de tiempo que no estaba en disposición de clasificar, fue consciente que era algo más que una voz y un receptor perdido en una bolsa oscura, también se podía tocar, estaba constituido por materia. ¡Un cuerpo sólido, menudo, pero formado! Ahora sabía que esta sensación la había experimentado en otra ocasión, y que este momento comenzaba a estar presente en él cada vez con más fuerza.
Los sonidos del exterior se hacían más enérgicos y secos. Escuchó música, sabía de las notas y de la belleza de una melodía que va recorriendo con el viento la inmensa distancia, para detenerse en los recuerdos.
Por un instante sintió que el espacio no era el mismo, y que su cuerpo viajaba por las aguas mansas de la noche. Pero nada importaba para él, porque estaba muy a gusto en su líquido espeso y caliente. Sobre la delgada pared de su estancia, los golpes resonaban con mayor continuidad. Fue entonces cuando escuchó por primera vez del exterior una voz firme, pero muy clara que decía.
__ ¡ Descanse en paz! ¡Al final nos ha dejado!
La última frase no la escuchó, se perdió en su líquido espeso y caliente.
Después de un espacio de tiempo que no estaba en disposición de clasificar, fue consciente que era algo más que una voz y un receptor perdido en una bolsa oscura, también se podía tocar, estaba constituido por materia. ¡Un cuerpo sólido, menudo, pero formado! Ahora sabía que esta sensación la había experimentado en otra ocasión, y que este momento comenzaba a estar presente en él cada vez con más fuerza.
Los sonidos del exterior se hacían más enérgicos y secos. Escuchó música, sabía de las notas y de la belleza de una melodía que va recorriendo con el viento la inmensa distancia, para detenerse en los recuerdos.
Por un instante sintió que el espacio no era el mismo, y que su cuerpo viajaba por las aguas mansas de la noche. Pero nada importaba para él, porque estaba muy a gusto en su líquido espeso y caliente. Sobre la delgada pared de su estancia, los golpes resonaban con mayor continuidad. Fue entonces cuando escuchó por primera vez del exterior una voz firme, pero muy clara que decía.
__ ¡ Descanse en paz! ¡Al final nos ha dejado!
La última frase no la escuchó, se perdió en su líquido espeso y caliente.
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