<<<< " LA MEJOR HORA PARA PROPORCIONARNOS UNA AUTO-SATISFACCIÓN " >>>> (Capítulo V)
El factor orgánico es el otro cincuenta por ciento dentro
del juego apasionado de la auto-satisfacción. Les había mencionado sobre las
formas, tamaños, grosores, o aspecto en general de los órganos sexuales tanto
de la mujer como del hombre. Todos los tabúes que tenemos sobre este aspecto,
debemos dejarlos a un lado y comenzar de cero. Lo importante dentro de esta
práctica es sacar el mayor partido a cada una de las zonas de nuestro cuerpo, y
para lograrlo, hay que conocerse más y mejor. Hacer de una limitación, una
virtud. Cuando pensamos que no damos la talla, o que no estamos a la altura de
una circunstancia es falso, debemos verlo como una meta que debemos de lograr.
En el escaparate de la humanidad, cada uno de nosotros
contamos con posibilidades variadas (en cuanto al sexo y al placer) que nos
identifican para bien o para mal, y esto es nuestro don. En la auto-
satisfacción no hay fronteras. Un pene pequeño, retorcido o flácido, es tan
sublime, o más, que uno que se toma por normal. Una vagina poco profunda,
estrecha y seca, es tan deliciosa como cualquier otra. Un cuerpo sin líneas, de
estructura mayor, y de piel curtida en mil batallas, goza de belleza y pasión
si su dueño o dueña lo desean. Cada ser humano porta infinitos secretos por
descubrir, y cada edad trae consigo un embrujo y su verdad. Hay que vivir cada
momento como si fuera el último de nuestras vidas, y en todos ellos entregarnos
sin medida ni condición.
Se de un hombre que dejó de practicar el sexo porque su
erección no era completa. Con los meses la disfunción fue mayor y probó con las
pastillas milagrosas, hasta dejar su órgano al olvido. ¡Esto es lo menos
indicado! ¡Lo peor que se puede hacer! Este hombre no llevaba una vida sana
físicamente. El poco ejercicio de su cuerpo y los excesos de todo tipo en su
dieta, lo convirtieron en un paralítico sexual. Se abandonó en cuerpo y mente,
y su órgano sexual cada vez fue más pequeño, hasta ser algo menos que nada. El
pene dejó de ser multifuncional, para convertirse únicamente en el grifo que da
paso al líquido residual de nuestro cuerpo. ¡Qué impotencia para un órgano
dispuesto a mantenerse vivo!
En la parte orgánica que le toca, este hombre mató a su
pene a través de su cuerpo, pero la peor renuncia fue la de su psiquis. No tenía
un pensamiento fuerte y entrenado para influir en todo su organismo. Era de
mentalidad débil, y como la mayoría de una generación, condicionada por los
prejuicios y las creencias religiosas-doctrinales. ¡El pecado mayor es dejar
morir sin ningún sentido nuestra sexualidad! ¡Aquí sí hay pecado! Cuando el
problema de disfunción es mayor, y no está en nuestras manos la solución, hay
que entrenar aún más la mente y llenarnos de espiritualidad. Debemos hacer del
obstáculo una vía para alcanzar la auto-satisfacción. ¡Recuerden! ¡La
auto-satisfacción es algo más que una ínfima masturbación, es el paraíso de
nuestros deseos. ¡Si queremos, todos, podemos sentir placer, sólo hay que
trabajar!
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