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Mostrando entradas de abril 7, 2013

"EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA"

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                                                               (CAPÍTULO LXI)                 Azucena la mayor, mi madre, y yo, tres, éramos tres, y una vez más no podíamos fallar, por el bien de todas no podíamos fallar. Al mismo tiempo debíamos enfrentarnos al agresor, aunque el plan de mi madre se viniese a bajo. El hombre al escuchar los alaridos de la joven que minutos antes se había caído al suelo con el madero en las manos, giró su cabeza para saber qué era lo que le impedía continuar con lo que había comenzado, y en ese instante, en el justo instante, la hija del medio, la que estaba siendo agredida, comprendió que si su hermana estaba dispuesta a enfrentarse a un hombre por ella, ella, no podía hacer menos por su hermana, y sin que el agresor lo esperase se le prendió a su antebrazo con cada uno de sus lozanos dientes. La hija del medio clavó con rabia su mandíbula en la carne del violador, con demasiada rabia para sus cortos años de vida pero la clavó, y

"CONFESIONES DESDE EL TÁLAMO"

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                                                                                                         -- 12 –                 Este preciso día fue eterno. Antes de alcanzar la noche mi cuerpo daba vueltas alrededor del balcón esperando alguna reacción por parte de Rosa. Nada más terminar con mis obligaciones me planté desde mi posición esperando tener algún contacto, pero nada. Llegó la noche y el balcón de Rosa continuó cerrado. No me quedó más remedio que esperar la llegada de la mañana para encontrarme con ella camino a la parada de auto-bus. Está de más decir que desde mi cama las horas parecían estar detenidas. No pude pegar un ojo pensando en el encuentro matinal, en cómo le declararía mi amor, en volverle a decir que podía contar conmigo para lo que quisiese, que en mí había un amigo, que era la mujer más hermosa en todo el barrio, que a su hija la quería como si fuese mía, que su balcón y por consiguiente su habitación, trasmitían luz para mi corazón, y por últi