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Mostrando entradas de septiembre, 2014

EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA

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CAPÍTULO LXVI.                  Estuvimos en casa de la tía Rosaura el tiempo suficiente que lo podía permitir la cordura. La situación estaba mal para todos. Alimentar una boca era algo así como un milagro en época de guerra, qué podemos decir del batallón de mujeres que le cayó de manera sorpresiva a la tía Rosaura. Amparo y sus tres hijas, mi madre, y yo, demasiadas bocas para un solo techo.                  Es que la situación en general era desesperante, agobiante. Al marchar los hombres al frente el pueblo se detuvo. Los que tenían algo de animales, de siembra, o algún dinero como la tía Rosaura, se les fue agotando hasta consumirse con el paso de los meses. ¡Y magia era imposible de hacer bajo aquella situación! Pero aun así nos quedamos cuatro meses y algunos días hasta que Amparo, y sus tres hijas, se recuperaron del todo.                  Y nuevamente al camino. Mi madre le dijo a la tía que debía regresar porque en todo este tiempo no habíamos recibido no