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Mostrando entradas de marzo 30, 2014

¡EL PRIMER AMOR DE LA ABUELA NENA!

                 CAPÍTULO LXIV.                     ¡Al fin la casa de tía Rosaura! Nunca antes desee con tanta intensidad estar dentro de sus cuatro paredes. No hacía mucho que ella nos había visitado, unos meses antes de comenzar la guerra, pero al ver su figura en la puerta, creí estar en el cielo, junto al arcángel salvador.                  Llegamos destrozadas, sin fuerzas, con el último aliento que permaneció oculto en nuestro interior, pero sobre todo, vivas; lo que más importaba después de la locura por la que habíamos pasado.                  Necesitábamos un baño, comida, y algo parecido a una cama para sentirnos que en un pasado no lejano fuimos personas. Y todo esto nos lo proporcionó tía Rosaura. La pobre mujer nos brindó sin escatimar lo poco y único que poseía. La maldita guerra cuando se instaura dispersa sus tentáculos y lo abarca todo, las ciudades, los caminos, y los campos. Sin decirnos palabras después de tomar un baño y comer lo que pudo inventar l