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Mostrando entradas de diciembre 5, 2010
                                     Una noche, estando de espaldas a la ventana, sentí el suave brillo de la madrugada, de una  madrugada que desde siempre pasó de largo por mi casa y que nunca tuvo la bondad de detener los pies, para saber si aún estaba vivo; ya nada fue igual.Nada fue igual en mi cuerpo y en mi mente,no tenía conocimiento de lo que podía provocar la ausencia de recuerdos. Pero esta brisa o este brillo de la madrugada marcó un antes y un después.No pude recordar hasta muchos años más tarde, el regalo de la madrugada.                                       El recuerdo detenido en un instante, que después del amanecer trajo consigo tantos años amontonados.Años que dejaron de ser pocos, para golpear sin ninguna responsabilidad. Cuanto he podido dejar de recordar hasta este momento, en que la noche me trajo noticias de la abuela. En realidad, quién era esta persona que por un tiempo dejó de estar presente. Los largos años que me encontraba perdido buscando el recuerdo,
                                            " El tiempo fue poco a poco con su paso lento por el camino verde del monte ". Lo último que pude escuchar antes de girar la cabeza, después ya no estaba allí. Mi abuela decidió desde mucho antes, que todo estaba más que dicho. Cuando me pongo a recordar todo lo que me dijo, creo que no fui un buen oyente, y ahora claro está, estoy sufriendo las consecuencias de mi testaruda sordera. Que te cuento que tu no sepas, si cada día y cada noche te quedabas dormido en mi regazo.                                               Estas palabras o simples palabras que van lentamente de un lado a otro de mi cabeza, me han acompañado durante años en este largo recorrido de la vida.¿Qué puede pasar cuando dejamos los recuerdos a un lado y vamos por el camino como simples instrumentistas de una sola partitura? Nunca te has preguntado qué hacemos sin los recuerdos, aquellos que una vez llegaron porque nos sentíamos culpables, no hablo de esos recuer