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Mostrando entradas de enero 13, 2015

“LA UBICUIDAD DE LAS PALABRAS”

                                                      La palabra. ¿Hasta dónde somos capaces de llevar su determinante simbolismo? ¿Hasta el infinito? ¡Decididamente puede que sí, pero puede que no también! Dependiendo de las manos y de las bocas en las que caigan. Una palabra genéticamente hablando es un arma arrojadiza, peligrosa en extremo y, voluble como adolescente con zapatillas nuevas. Una escueta palabra puede llegar a tener el poderío de un armamento nuclear, la transparencia de un beso que se roba bajo un soportal en día de lluvias, la eficacia de un poderoso narcótico, la ambigüedad de una noche sin luna, la ineludible sensación de sentir el estómago lleno cuando en realidad no es más que un espejismo y, todo, o casi todo lo que se intente obtener bajo su nombre; pero una palabra va más allá de ella misma, es libre, ligera como el viento que nos golpea la cara al tomar un recodo. Es amplia, extensa, flexible en intenciones y, en remembranzas. Diría, sin llegar a equivo