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“CUENTO NAVIDEÑO”

                                    Se escucha música sacro. La acción se desarrolla en la actualidad. En algún lugar estratégico de nuestro planeta. Amanece. Un hombrecillo se haya acostado sobre una cama. Abre los ojos y se despereza lo mejor que puede. De un golpe se pone en pie, se estira aparatosamente, y comienza a bostezar cual fiera en madriguera. Da un paso, dos, hasta terminar colocándose frente al espejo. Viste un camisón blanco de encajes que le cubre los tobillos y los brazos hasta la altura de los puños. Sobre su cabeza lleva un gorro de lana blanco con un pompón en su extremo. Bosteza una vez más y comienza a escudriñarse detalladamente. Su aspecto es completamente soñoliento. Se mira y se vuelve a mirar desde todos los ángulos posibles de su anatomía, pero ya nada le sorprende. El hombrecillo: ¡Es la hora! ¡Un año más! (Mirándose en el espejo) ¿Todavía tienes sueño cabroncete? (Se rasca la cabeza) ¡Sí, ya sé que estás ahí! (Sonríe entre bostezos) ¡Sabía que esta

¡FIDEDIGNOS Y PASADOS MOMENTOS!

                                                                  Desde hace un puñado de horas el aire es algo más trasparente, se inspira cuantiosamente mejor en un determinado punto del planeta; y en este interior mío creo sentir que el oxígeno que empezaremos a respirar no volverá a ser el de antes o al menos el que se había respirado hasta ahora. Y con ese significativo hecho, con esa histórica constatación el mundo es menos contaminante a día de hoy. Queridos y amados paisanos y paisanas terrícolas, el cambio climático es un hecho irrefutable, pero desde un hermoso archipiélago del caribe el respirar ha vuelto a ser químicamente puro y la capa de ozono ha recuperado su virginal himen.  

LA MISMA nada

                                   He vuelto de la nada misma experimentando un sentimiento de desilusión absoluta, ¡perdón!, rectifico, con la impresión de haber ejecutado sobre mi persona una estafa en toda regla, y para “nada” estoy exagerando porque la tan manida “nada” se halla repleta de elementos aglutinadores y suficientes para dejar de catalogarla como “nada” y mucho menos de ella misma. Mis conclusiones son firmes: Nos han deslumbrado desde la invención del papel con referencias falsas de un hecho inexistente solapado en dos palabras, ¡nada misma! (el artículo “La” me lo reservo por una cuestión de respeto para con él mismo) La primera referencia a la “nada misma” fue un fraude, y lo testifico teniendo conocimiento de causa. Se afirmó en sobradas ocasiones que al penetrar más allá de lo establecido y profundizar por encima del infinito espacio nos estaría esperando con sobrada ilusión la “misma nada”, y no es así, porque la señora “nada” no se halla del otro lado, l
Ando en busca de algún recuerdo porque los míos me han abandonado. Se marcharon una insignificante pero esencial tarde. 

¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?

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(CAPÍTULO LX)                    Con sobrada razón Antonio Machado sentenció que realmente el camino no existe, se hace al andar, y dicho espejismo no es otra cosa que estelas en el mar. Y haciendo suya la máxima, mis amantes, nuestros amantes, anduvieron por un no-camino sin despegarse del borde que une la tierra con el mar, no vaya ser que por algún descuido perdiesen el rumbo al andar. Y para no deshacer lo ya dispuesto, anduvieron con sumo tino sin profundizar en las pisadas, dejando con sus pies desnudos desniveles en la arena.                  Cuando partimos, con rumbo o no definido, el cuerpo se extiende indefinidamente y los sentidos se embotan de perplejidades, lo dice un caminante que después de innúmeros de años ahora se empeña en regresar al punto de partida, y no es que anduviese por la totalidad del espacio exterior, es que en mi perpetuo andar, no me detuve para catar las vides de la vida. Y ahora, al intentar dar más de un paso, los ojos se me inundan

ESOS ANDARES…….

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Mis pies cansados han hecho del andar la medicina que cura todos mis males y no sabría qué inventarme si dejase de hacerlo, si en cada tentativa no remontase el polvo y las desalentadas esperanzas. Voy camino del ferroso monte y la opaca luz me nubla los pasos, pero continúo, recorro lo imposible con la intención de hallar un suspiro en la decadente mañana, en la fulgurante inestabilidad que termina escociéndome la sangre. Y al llegar, al último de los rincones, te encuentro vida mía y me entrego a ti como lo haría el perpetuo viajero al camino.

DE AMORES

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                   A mi amor:                  Hoy, catorce de febrero, nos conocimos, de eso hace ya casi veinte años, siendo escrupuloso, hacemos dieciocho. Un tango de Gardel asevera que veinte años no son nada, y yo lo ratifico, aunque a tu lado el tiempo se ha movido cual veleta al viento. Los años ni por un segundo han estado en reposo, los mismos esquivaron tormentas de calmas y serenaron interminables ardores, y a pesar de ello, no hemos dejado de amarnos; un día sí y dos también, y yo no sabría qué hacer si no fuese así. He de amarte infinitamente, en todos los sentidos y con todas mis memorias antes que me haga mayor, y es que estoy llegando, voy por ese camino donde la mayoría de las cosas se vuelven difusas y los amores se hacen apacibles. ¿Azar o inquebrantable destino fue nuestro encuentro? La una o el otro, o los dos al unísono, hasta ahora no me había sentado a meditarlo, y creo que me da lo mismo su simbolismo, porque continuamos adyacentes, uno al lado