"CONFESIONES DESDE EL TÁLAMO"

                                               

                           CUALQUIER DÍA EN LA VIDA DE ALEJANDRO



                                                         -- 5 --


                 ¡Siento sonidos, no, no son sonidos, es una melodía, la melodía, que no deja de taladrar mi cabeza! ¡Sí, ahora la recuerdo, es Andrea, naturalmente que es Andrea, Andrea Bocelli con su canción, nuestra canción, la que nunca dejamos de escuchar, ¿recuerdas su letra?, porque la melodía la llevo siempre conmigo, jamás la podré olvidar!

………”Siénteme, cariño mío, que la noche ya se acaba. Siénteme, ven aquí, entre mis manos nace el alba. No hagas caso al pasado, y la niebla se irá, estréchame fuerte entre tus brazos, y la vida volverá. Átame con tu cabello el alma, con tus olas ve bajando a mí, que yo soy el mar, tormenta y calma, que este escalofrió sentirás. Háblame. Abrázame. Mírame, hermosa luna. Somos hojas al viento, a las por el cielo azul. Llévame y vuelve a elevarme, que mi viento ya eres tú. Átame con tu cabello el alma, con tus olas ve bajando a mí, que somos el mar, tormenta y calma, que este escalofrío sentirás. Y la noche escapará, rosaré besándote, las mil lunas, las mil olas que atravesará por nuestros mares”………

                 ¡Tengo ganas de lloras, y siento que no podré hacerlo porque estoy tan seco como el más entristecido de los mares! ¡Creo que me muero Diana, dónde estás,……..átame con tu cabello el alma,……no me dejes,…….con tus olas ve bajando a mí, que este escalofrío sentirás...…..! ¿Dónde estoy? ¡No puedo ver ¡Tengo miedo! ¡Por favor, no me dejes solo……….!
__ ¡No estás solo, estoy aquí, a tu lado! --una voz, una infinita y espaciada voz se escuchó dentro de la habitación.
__ ¿Estás ahí Diana, eres tú?
                 Alejandro preguntó, preguntó con lo único que podía preguntar en ese infinito instante, con el alma, porque su cuerpo lo percibía distante, realmente no lo sentía, este hombre, nuestro amigo, se hallaba en una oscuridad total; suplicó con su alma, con el alma que tampoco le pertenecía porque se hallaba atrapada entre los cabellos de Diana.
__ ¡Estoy aquí, junto a la cama! --nuevamente la voz se dejó escuchar con una tranquilizadora paz.
__ ¿La escuchas, es Andrea con nuestra canción? ¡Bocelli nunca nos abandona Diana, siempre estará en nuestra vida, es el alma, mi alma atrapada entre tus cabellos, y yo no puedo hacer nada para evitarlo porque al mismo tiempo lo deseo, ……..con tus olas ve bajando a mí, que somos el mar, tormenta y calma, que este escalofrío sentirás………, dame tu mano, quiero sentirla….! --pero la voz, esta pausada voz, no pudo terminar la frase.
__ ¿Te encuentras bien, estás llorando? --preguntó Alejandro repleto de dudas.
__ ¡Sí estoy bien, y no lloro, solamente estoy algo cansada, ha sido un día muy largo, y creo que los dos debemos descansar! --la agotada voz acarició la mano de Alejandro al mismo tiempo que besaba su frente.-- ¡Vendré mañana, bien temprano estaré aquí! --y sin volver la mirada la entrañable voz dejó la habitación, marchándose por la puerta.
__ ¡No me dejes, no te vayas por favor…………!
                 Alejandro suplico y reclamó en vano. A la oscuridad que soportaba se le sumo lo que más temía, el silencio, un rotundo y aplastante silencio que se llevó consigo la melodía de Bocelli; pero también la voz, la inusitada voz que lo mantenía con aliento.  
      

                   Continuará…………….                     

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