El mundo está dentro de poco al borde de un cambio. Esperemos que esta vez alguien escuche las diferentes voces que desde siempre están pidiendo un poco de esperanza y de paz. Si dejáramos de mirarnos cada uno de nosotros mismos como el centro del universo, las cosas fueran distintas. Si desde otro planeta fuéramos observados, seguramente se preguntarían por qué en ese planeta que en un tiempo llamaron tierra, están siempre enfrascado de forma continua en una guerra civil. Si nos miráramos desde el espacio, no seríamos más que diminutas hormigas sin dirección ni control. Olvidemos por un momento todos los prejuicios e intereses que han deformado al hombre moderno, y seamos una sola raza; por la que queremos salvar el planeta. Dejemos a un lado el color de la piel, los intereses y los credos. Cuando veo la cara de un poderoso, dueño absoluto de cada territorio, que solo busca su gloria personal y el cuidado de los intereses de un igual; siento entonces que nos han engañado con los manejados escritos sagrados, y que cada sacrificio que nos piden es la preparación para cuando lleguemos a donde tengamos que ir, sea aún mayor el dolor. Pero como buen creyente tengo fe, y espero que este planeta subdividido por parcelas, algún día deje las armas y los rencores y nos dedicáramos a construir.
¿CÓMO HACER EL AMOR EN UN SITIO INCÓMODO?
(CAPÍTULO LX) Con sobrada razón Antonio Machado sentenció que realmente el camino no existe, se hace al andar, y dicho espejismo no es otra cosa que estelas en el mar. Y haciendo suya la máxima, mis amantes, nuestros amantes, anduvieron por un no-camino sin despegarse del borde que une la tierra con el mar, no vaya ser que por algún descuido perdiesen el rumbo al andar. Y para no deshacer lo ya dispuesto, anduvieron con sumo tino sin profundizar en las pisadas, dejando con sus pies desnudos desniveles en la arena. Cuando partimos, con rumbo o no definido, el cuerpo se extiende indefinidamente y los sentidos se embotan de perplejidades, lo dice un caminante que después de innúmeros de años ahora se empeña en regresar al punto de partida, y no es que anduviese por la totalidad del espacio exterior, es que en mi perpetuo andar, no me detuve para catar las vides de la vida. Y ahora, al intentar dar más de un paso, los ojos se me inundan
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