Mis pies cansados han hecho del andar la medicina que cura todos mis males y no sabría qué inventarme si dejase de hacerlo, si en cada tentativa no remontase el polvo y las desalentadas esperanzas. Voy camino del ferroso monte y la opaca luz me nubla los pasos, pero continúo, recorro lo imposible con la intención de hallar un suspiro en la decadente mañana, en la fulgurante inestabilidad que termina escociéndome la sangre. Y al llegar, al último de los rincones, te encuentro vida mía y me entrego a ti como lo haría el perpetuo viajero al camino.
El mundo está más cerca del cambio, lo que no podemos saber aún es, hacía dónde nos guiará en los proximos años. Esta es una evolución cíclica, en espiral, de aparente calma y absoluta desigualdad. Entramos en una época en que los propios acontecimientos irán formando la orientación de la nueva sociedad; pero las mentes saben en que sentido serán orientadas; en uno ú en otro. Dependerá mucho desde dónde se les mire y con que ojos, para llegar a formar el exclusivo círculo de los elegidos. Solo los que estén preparados y entrenados, podrán ser confirmados para formar la nueva raza de seres del mañana. En esta selección, no haran falta gobernantes, ni doctrinas añejas envueltas en preceptos algo dudosos. La palabra hombre y mujer estará en desuso, no será necesaria; porque no habrán hombres ni mujeres, el género será único. Desde todo ángulo de lógica, la opción de, si o no, blanco o negro, vivir o morir; se agrupará en un conjunto único, en la expresión: ¡ Mi....!, que s...
Se me ha fragmentado el alma y supongo que esta vez no lograré componerla. La tengo deshecha, dinamitada de la peor manera en que se puede dinamitar una exhausta alma. Injustamente mi alma, ha sido anegada de galimatías y desventuradas expresiones sumergida en un nefasto laberinto. Transformándola en un andrajo que se consume en cualquier primaveral atardecer. Desde ahora he dejado de portar un alma, no la tengo, me he quedado sin ella, y no sé muy bien qué voy hacer a partir de este instante cuando me mire al espejo y no la divise. No seré más que un atemporal ser. Desde hace unos días mi alma, pero también mi vida, mis esperanzas, y mi licuada sangre, se han esfumado incomprensiblemente. Y no seré yo el que remedie estos males, porque tan sólo cuento, con un sólo gemido.
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