“EL CANTANTE”
PUBLICACIÓN:(Cincuenta y
nueve)
Esta historia me la contó mi
abuela hace muchos años. En la calle Murallas número 89 vivía un cantante que
perdió la voz siendo muy joven. Pero no solamente la voz para el canto, sino el
poder de la palabra. Sin saberlo dejó de emitir sonido. Sus labios se movían
tratando de articular palabras pero no lo conseguía. ¡De la noche a la mañana
dejó de hablar!
Por esos días se encontraba en
la ciudad una compañía de ópera muy reconocida a nivel mundial. El día anterior
a la desgracia, antes de perder la voz, Juan Benito el cantante, asistió a la
función de la noche. Salió de su casa temprano entonando una melodía rumbo al
teatro. Su única ilusión, que la primera voz de la compañía le firmara un
autógrafo al terminar la función. Tuvo el privilegio de sentarse en una de las
primeras filas de la platea. No quería perder ni una sola nota de su soprano
dramática preferida, Yma Sumac. Esa noche interpretaba la ópera Tristán e Isolda.
Conocía todo su amplio repertorio, pero solamente por antiguos discos. Era la
primera vez que iba a presenciar su voz en directo.
No se puede decir que Juan
Benito fuera un cantante novel o mediocre, no. Siempre decía que su oportunidad
no había llegado.
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