“EL CANTANTE”
PUBLICACIÓN:(Sesenta y
cinco)
Uno de los empleados siguió a
Juan. Fue el momento en que Juan para no levantar sospechas continuó hacia el
baño. Pensó que había sido un error entrar en los servicios, pero al girar la
cabeza se encontró con una ventana --¡Esta puede ser la salvación!-- Lo pensó
sin saber hacia dónde se comunicaba. La abrió y daba a un patio interior. Esto
le hizo suponer que estaba dentro del teatro. ´
No le dio más vueltas a la
cabeza y se deslizó por la ventana hasta caer en el estrecho patio. Desde donde
estaba vio varias ventanas más, y por la más cercana entró. Fue a dar a una
habitación al parecer con muchos trastos, porque su cuerpo rodó por el suelo al
tropezar con un objeto, y continuó rodando al siguiente y al otro. Lo detuvo al
parecer una pared. Se levantó y trató de orientarse con la poca luz que
penetraba por la ventana. Era la habitación donde se guardaba la utilería y el atrezzo
del teatro. ¡Ante sí el mundo del teatro y de la ópera! ¡No se lo podía creer!
¡Él Juan Benito los podía tocar con sus manos!
Sintió voces del otro lado de
la habitación y fue cuando regresó a la realidad. Dejó lo que tenía en las
manos para buscar la puerta de salida. Se encontró con un pasillo. Siguió por él
hasta que torció a la derecha. En el siguiente pasillo se encontró puertas a
ambos lados del mismo. De una de las puertas salió un hombre fornido y bien
vestido. Su rostro le pareció conocido, pero no estaba seguro de dónde lo había
visto antes. La persona siguió por todo el pasillo hasta que se perdió. Juan se
detuvo en la puerta por la que vio salir al hombre, y en la misma había una
inscripción con el nombre de Tristán --¡Claro, es el cantante que interpreta a
Tristán! ¿Cómo se me pudo escapar? ¡Si este es el camerino de Tristán, Isolda
no debe de estar muy lejos! --¡Sabia conclusión de Juan!
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