“ VIAJE AL CENTRO DE MI ESTÓMAGO “



PUBLICACIÓN: (Veintitrés)

                Sin darme cuenta llegué a una plaza. Una amplia plaza con muchas entradas. La plaza estaba colmada de personas, y desde su centro se podían ver casetas de lona, tiendas de cartones y maderas, refugios de plásticos, cobijos de todo tipo de material, y carpas; muchas carpas de múltiples colores. Alrededor de esta ciudad improvisada los moradores se amontonaban como moscas en un pastel. ¿Dónde me encontraba? No podía observar con claridad lo que sucedía, pero algo estaba fuera de la normalidad.
                Los hombres mostraban sus fuerzas interponiéndose los cuerpos unos a otros para lograr un extremo de toldo, plástico o cartón; pero no lograban nada. Solamente una masa de cuerpos enlazados. Uno de los hombres que permanecía en una de las tiendas gritaba a todo pulmón --¡Si no se callan no comenzará la venta!—Los niños corrían de un lado a otro buscando una abertura para poder penetrar en el tumulto. Las mujeres, algunas enganchadas por los pelos, ayudaban a sus maridos en su lucha por lograr uno de los primeros puestos en la caseta. ¡Cualquiera podía ser el vencedor! ¿Cuál fue la causa de esta terrible manifestación?
                Por todos los sitios colgaban carteles con diferentes frases y consignas –“¡A todo cerdo le toca su hora! ¡Es el momento! ¡Tenemos hambre! ¡Dónde están las promesas!” – Y muchas más que no me dio tiempo a leerlas. Continué hasta el mismo centro del conflicto, no se porque, pero deseaba encontrar respuestas. En el centro una fuente, y alrededor suyo improvisaron una tarima con restos de madera. Una pancarta enorme cubría el rústico escenario, y en la tela se leía “aquí está su felicidad, llene su barriga”. Enseguida el dolor desapareció y sentí hambre. ¡El solo hecho de comer y ser feliz, me hizo cambiar el carácter.

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