“EL LIBRO”
PUBLICACIÓN:(Cincuenta y
seis)
Este olor le recordó las
mañanas en su casa. Cuando su madre se levantaba a primera hora para dejar
listo el desayuno. ¡No hay nada como los aromas que salen de la cocina cuando
la luz del día comienza a entrar por la ventana! ¡Cada casa tiene sus secretos,
pero en el fondo, los aromas de la recién comenzada mañana son universales! --¡Ahora
siento cerca a mi madre! ¡Y si bebiera un sorbo de café, seguramente su figura
se haría realidad!—Más que recordar, Orestes sintió por un instante las mañanas
con su madre.
Orestes se dejó llevar por su
olfato--¡La cocina está a unos pasos de mi habitación! ¡Nada más tengo que
girar, y con poco esfuerzo, dejarme llevar por la intuición! ¡Estoy en el
umbral!-- En el fogón y de espaldas, la señora de la casa manipula la cafetera
con destreza. Su estatura, su pelo, la forma de llevar la prenda de dormir, le
recordaba a su madre.
__ ¡Hijo mío está el
desayuno! ¿Quieres un poco de café antes?
__ ¡Si mamá!
__ ¿Qué decías? ¡Es que
no escucho bien por la mañana!
Orestes se perdió por un
instante. Pero su pérdida le gustó. ¡Ahora sabía que estaba en casa!
__ ¡Le decía señora
Esther, que me gustaría mucho probar su café!
__ ¡Claro hijo mío!
¡Toma! –y la señora Esther le alcanzó una espléndida taza con fragancia de
dioses.
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