“EL RETRATO”


PUBLICACIÓN:(Noventa y cuatro)

Era una soga doble de barco. Pero Fermín continuó cortando la cuerda hasta que lo logró. El agua le cubría el cuerpo a la altura de la cabeza. La puerta se abrió de golpe y la fuerza del mar lo empujó sin escrúpulo. En la boca de la bodega un remolino se armó y el cuerpo del joven fue llevado por la corriente. Su débil y escuálida figura se hundía en el agua. Salía a la superficie y volvía a sumergirse. En ningún instante Fermín renunció al saco con los zapatos. Los dos permanecieron unidos ante la corriente.
                En pocos segundos el mar se tragó al amasijo de chatarra y madera que antes había sido un barco. Los botes con la tripulación se alejaban lo más de prisa que podían, y para Fermín la distancia que lo separaba de ellos, se hizo eterna.  El cuerpo de Fermín flotó junto al saco de zapatos, intentando no hundirse una vez más.
                Llevaba su navaja, pero le faltaba la madera para dejar constancia de los días que estuvo a la deriva en el mar abierto. No los pudo contar, pero en su memoria sabía que eran los suficientes para no olvidarlo jamás.

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