“EL CANTANTE”
PUBLICACIÓN:(Setenta)
Juan Benito se sintió
incomunicado. Que sus palabras no tenían valor. Y que el mundo se estaba
volviendo loco producto de los vicios y las tentaciones.
__ ¡¡Le pregunto por
última vez señor!! ¿Sabe dónde está Yma Suma? ¡¡La cantante!!
__ ¡Claro, la cantante!
¡Qué mujer tan llamativa y hermosa! ¡Como ella no hay dos! ¡Estuvo aquí hace un
momento! ¡Me pidió un vaso doble de vodka con limón1
__ ¡No puede ser, es
cantante! ¡Seguramente se equivoca! ¡Ella no bebe!
__ ¡Pues esta noche
tenía sed caballero, porque se lo bebió en dos sorbos y me pidió otro! –lo dijo
con sinceridad.
__ ¿Hablamos de la misma
persona?
__ ¡Seguramente porque
se le acercaron para que le firmara un autógrafo y al rato se marchó a la
piscina con un hombre mientras silbaba una canción! ¡Se marcharon tomados de la
mano! ¡Por cierto, me dejó una buena propina!
__ ¡Usted no es un
caballero difamando de una dama! ¡Si no fuera porque en mi religión la
violencia es pecado!
__ ¡Diga usted
caballero! – dejó la copa, el paño, y miró a los ojos a Juan.
__ ¿Dónde está la piscina?
__ ¡Pasando el salón,
después de la puerta de cristal!
Juan se marchó con las
ilusiones heridas y el alma aniquilada. Sobre todo, la parte espiritual del
alma --¡Es muy tarde para que una cantante se de un baño a estas horas en la piscina!
¡Y con una persona que no conoce de nada!—Juan sabía que Yma Sumac estaba
soltera, que nunca se había casado. Había leído que estaba sola, y no se le
conocía relación alguna. Posiblemente Juan sintiera alguna atracción más que
profesional y espiritual por la cantante.
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