“EL RETRATO”
PUBLICACIÓN:(Noventa y
uno)
Fermín estaba perdido.
Tantos días oculto en el barco. Tantas rayas que le recordaban lo poco que
faltaba por llegar; y ahora, de un golpe, todo cambió. ¡La última raya! ¡En las
últimas horas de su vida, limpiará zapatos hasta morir! Menudo futuro le espera
a Fermín Fernández Falcons. Tomó uno de los zapatos y comenzó a frotarlos
contra la manga de su camisa. Pensó que si hacía bien su trabajo, en la mañana
el capitán por agradecimiento lo dejaría llegar al destino. Pero no lo veía del
todo claro. ¡Aún así, decidió esmerarse con los zapatos!
En cada ronda, el marinero
asomaba la cabeza por los barrotes de la puerta para ver si Fermín estaba en su
labor. Estuvo toda la noche con la misma rutina. Cerca del amanecer, un golpe
seco estremeció a Fermín, y el zapato que tenía en sus manos salió desprendido
hacia un extremo de la bodega. Se llevó un buen susto. Recogió el zapato y
siguió frotándolo como si nada hubiera pasado. ¡El último! Desde la bodega no
entraba la luz del día, pero era el último zapato. Ahora nada más le quedaba
esperar al marinero.
Al paso de la noche, Fermín
calculó el tiempo en que el marino se demoraba en recorrer el barco de proa a
popa, y sabía que de un momento a otro llegaría para buscarlo. Mientras
esperaba, se entretuvo mirando los zapatos, por si alguno no estaba lo
suficientemente abrillantado. Notó que los zapatos se desplazaban todos a la
vez hacia la pared de la bodega.
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