“EL CANTANTE”


PUBLICACIÓN:(Setenta y tres)

 El mar bordeaba al hotel en forma de bahía de bolsa. Entre el mar y el hotel se interponía una estrecha franja de arena fina. En realidad, el hotel le robó al mar su espacio, y el mar golpeaba constantemente los muros del hotel para reclamar su espacio. Las olas se marchaban y regresaban con la intención de mantener su dominio.
                Sobre un arrecife un anciano pescador dejaba pasar el tiempo con su caña en la mano. El cielo se mostraba despejado y el mar se mantenía alerta. La brisa fue como un calmante para la cabeza de Juan Benito que le amenazaba con estallar. ¡De pronto la cuerda del pescador se tensó! El hombre intenta dominar la caña. Recoge y suelta. Vuelve a recoger y vuelve a soltar. Hasta que el pez cansado renuncia a su libertad. El pescador termina por dominar la situación, y alzando la caña saca el pez del agua. ¡Un hermoso pez dorado! El anzuelo atraviesa la garganta del ahora pescado, y de sus branquias se escapan pequeñas gotas de sangre que van a parar a los pies del pescador. El hombre se da la vuelta, y mostrando su  captura, le dijo a Juan.
__ ¡En otro tiempo me hubiera gustado pescarlo pero nunca pude! ¡Ahora lo tengo en mis manos y no creo que sea conveniente! –El anciano le quitó el anzuelo de su boca y lo echó al mar-- ¿Para qué necesito pescar la excepción? ¡Puede ser peligroso!
__ ¡Solamente necesito saber si por aquí ha pasado alguna mujer! ¡Se lo pido de rodillas!



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