“EL RETRATO”
PUBLICACIÓN:(Ochenta y
seis)
Continuaron las rayuelas sobre
la madera. Una tras una, por decenas. A la vez que las marcas aumentaban,
también la presión de la navaja en la madera. Las últimas rayas eran tan
profundas que su brazo terminaba agotado después de esculpir cada noche.
¡Maldita noche! Esa noche, al
salir en busca de alimentos, fue sorprendido por un marinero que hacía su ronda
nocturna. El joven Fermín se quedó paralizado y el marinero sorprendido. Tomó
al chico por el pecho con tanta fuerza que lo alzó en vilo y lo llevo
arrastrando escaleras arriba hasta la cubierta --¿Qué me van hacer?—Era la
preocupación de Fermín. El marinero orgulloso de su captura lo miraba y se reía
--¡Menuda suerte he tenido esta noche, he pescado una ratilla!— El lobo de mar
con sus fornidos brazos examinaba su presa de arriba a bajo. --¡Te llevaré al
capitán, él sabrá qué hacer contigo, andando!—Lo pescó estaba vez por el cuello
y la cintura, y balanceándolo en el aire fue rumbo al camarote del capitán.
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