“VIAJE AL CENTRO DE MI ESTÓMAGO”
PUBLICACIÓN: (Veintiocho)
__ ¿Usted dijo algo?
–preguntó el Real Delegado.
__ ¡Dije,
mi-es-tó-ma-go! ¿Comprende?
__ ¿Quiere decir
que............?
__ ¡Le doy mi estómago
por su oferta! –y no lo pensaba repetir nuevamente.
Pude observar en el Real
Delegado una mirada con un brillo especial. Golpeó con uno de sus pies los
tablones del escenario y dijo --¡Haremos un descanso, comenzaremos cuando el
reloj lance la próxima campanada!—Cuando escuché las palabras del Delegado, mi
estómago dio un vuelco de trecientos sesenta grados. ¡No lo puedo dominar! ¡Si
el reloj no da las campanadas deprisa, posiblemente no lo soporte! ¡Voy a
morirme antes de comer!
A la entrada de la carpa del
Delegado, los comuneros se amontonaron con las camisas desabotonadas. Mostraban
una variedad de barrigas nunca antes vista en la Comuna de la Plaza del Reloj.
Ofrecían sus cuerpos a cambio de alimentos; sin saber en realidad lo que
ofrecían. Algunos se miraron las panzas un tanto escépticos. El Ilustre
Subastador Real Delegado llamó por teléfono y regresó a su tribuna con una
sonrisa de satisfacción. Llegó con un aire de superioridad aún mayor. Estaba
seguro de si. Tomó la palabra como si fuera un triunfador de mil batallas.
Yo no podía aguantar un minuto
más. Estaba cansado, agotado, molesto, y un poco frustrado por todo lo sucedido
en este largo día. ¡Sobretodo estoy hambriento, y creo que me estoy muriendo!
__ ¡Lo estuve pensando y
le quiero ayudar! –me dijo el orador del nombre interminable.
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